lunes, 24 de enero de 2011

Crítica de What If de Mr Big


15 años hacía que Mr Big no sacaba un disco con su formación original y aún así conserva perfectamente su sonido ochentero como si hubieran estado congelados todo este tiempo. Soy un gran admirador de esta banda que, a pesar de estar compuesta por virtuosos, no resultan pesados ni muchísimo menos. Ponen su virtuosismo al servicio de la música que es lo que hay que hacer consiguiendo una música variada y de calidad.

Y es que la voz de Eric Martin siempre me ha gustado, potente y con un timbre bonito, si bien es cierto que en este último disco se mantiene en unas tesituras "correctas" que hacen que no fuerce en casi ningún momento la voz. Creo que en determinados estilos se agradece poner la voz al límite en ciertos pasajes para darle mayor tensión y carga dramática (siempre sin abusar ni desgañitarse como en el segundo disco de Demi Lovato). Esto es algo que he observado en discos recientes de grupos ochenteros como Poison por lo que no sé si es por adaptarse a la tendencia actual o símplemente se debe a que son viejunos.

En cuanto a Paul Gilbert es uno de mis guitarristas favoritos y verlo en directo no hizo sino aumentar mi veneración. Creo que a base de sacar discos instrumentales se ha convertido en un compositor de primera categoría sin limitarse a repetir siempre lo mismo como les pasa a otros guitarristas virtuosos como Yngwie Malmsteen. Billy Sheehan también saca partido de su virtuosismo a lo largo del disco y debe ser espectacular verlo junto a Paul Gilbert, aunque no es santo de mi devoción su forma de tocar el bajo como si fuera una guitarra.

Los temazos se van sucediendo desde el principio con "Undertown" en el primer corte que podría pertenecer a la banda sonora de una peli de John Hughes. Los sólos acojonantes de guitarra (probablemente lo mejor del disco) hacen acto de presencia en cada canción, alternando entre baladas como la épica "Stranger in my life" y canciones de hard rock crudo como "Still ain't Enough for Me". Los estribillos pegadizos ("As far As I Can See") y los coros ("All The Way Up") se mantienen igual que en todos los discos anteriores. En "Around the World" llega el esperado duelo de bajo/guitarra que hará eyacular a cualquier tocador de estos instrumentos. Finalmente, otra de las mejores pistas es "Get The Feeling" con la que terminan el disco igual que lo empezaron, transportandonos a la época del Delorean, los cardados y los plumas sin mangas.

En definitiva, no descubren nada nuevo en este disco, más bien al contrario, repiten viejas fórmulas que podrían haberlos llevado a la cabeza de las listas hace 30 años pero que ahora los mantendrán en un relativo anonimato a pesar de la inmensa calidad, fuerza y puro rock que contiene. Al menos está claro que se han tenido que quedar bien agusto.

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